Dortmund 3 (3) - Barcelona 1 (5)
Al Barça le tiemblan las piernas
LIGA DE CAMPEONES | CUARTOS (VUELTA)
Un gol en propia puerta acaba con un Borussia Dortmund que hizo sufrir y puso en aprietos a los azulgranas
El uno por uno: Pedri le cambia la cara al partido
Resultados y cuadro de la Champions
La afición barcelonista desplazada a Alemania prendió bengalas cuando los jugadores salieron al terreno de juego. Deplorable actuación que vuelve más comprensible por qué el presidente Joan Laporta decidió acabar con la grada de animación. Podría muy bien ser que la UEFA impusiera sanciones al ... club por causa de estos hechos, como impedir la entrada de los aficionados en el próximo desplazamiento europeo. Gerard Martín sustituyó a Balde, lesionado el sábado en un partido menor, de baja audiencia, de menos negocio y de ningún espectáculo en un momento crucial de la temporada. El fútbol de élite ha de tomarse más en serio a sí mismo.
El Barça jugaba desconjuntado –camiseta azul y grana y pantalón blanco– para evitar la coincidencia cromática con el calzón local. Partido al que no se suponía ningún aliciente, ninguna complicación: por el resultado de la ida, por el gran momento de forma del Barcelona y por lo mal que están los alemanes, que sin embargo empezaron mordiendo y a punto estuvieron de marcar en los cinco primeros minutos. El caos en la zaga culé quedaba neutralizado por la torpeza de los atacantes contrarios hasta que Tec salió mal y tarde y se llevó por delante Gross. Guirassy transformó a lo Panenka el claro penalti.
Los de Flick estaban como aturdidos, Lamine Yamal muy impreciso en las acciones de ataque que él mismo lideraba. Pero los alemanes eran demasiado malos para pensar en grandes gestas aunque hubieran marcado pronto y el segundo no pareciera lejano. Pese a su juventud y devaneos este Barça ha demostrado que confiar en su talento y en su espíritu es siempre lo adecuado para predecir el resultado. No había luz en el equipo, pero sí la sensación de que lo desafinado podía afinarse en cualquier instante. El Borussia poco a poco fue menguando y a la vez el Barcelona se ordenaba en defensa y alargaba tímidamente sus ataques.
El partido se fue volviendo aburrido incluso para los alemanes, aunque la afición continuaba animando, ajena a las circunstancias. Flick se impacientaba en la banda, pero más porque algunos detalles individuales impedían la activación eficaz de su equipo que porque de verdad viera peligrar las semifinales. Se enfadó mucho con Fermín por una ocasión fallada. Tuvo suerte el centrocampista de que la jugada se anulara por fuera de juego. Raphinha tampoco estaba fino, falló una llegada evidente por su mal gesto técnico, como si no estuviera concentrado.
Los que tenían que marcar la diferencia no la marcaban y eso siempre perjudica a un equipo como el Barça que, pese a la ilusión que genera, no va sobrado. En la línea de lo visto contra el Betis y el Leganés, los minutos pasaban sin ninguna gracia, pero también sin ninguna alarma. El rival era tan flojo, y le costaba tanto llegar a hacer algo con cara y ojos, que era implanteable que pudiera hacerlo las cuatro veces que necesitaba para superar la eliminatoria.
El Barça no logró sentirse cómodo en ningún momento de la primera parte, aunque tampoco se puso angustioso ni dramático. Para la primera conclusión no hace falta ser un gran observador: el Barça sin Pedri no es lo mismo. Luego hay que decir que muy bien Gerard Martín y muy mal, pésimo, Araujo, del que el equipo tendría que prescindir incluso antes de venderlo. Y de fondo, el cansancio. No es que este equipo se haya vuelto de repente malo, sino que acusa el cansancio de muchos partidos jugados a un gran nivel, lo que sin duda no es una excusa pero sí una explicación de algunos desequilibrios en la continuidad del juego.
La segunda parte empezó con el segundo gol local, que podía parecer que creaba un momento difícil en el Barça pero los alemanes –que en esto sí que son unos genios– se encargaron ellos mismos de defraudar sus esperanzas marcándose un gol en propia puerta que rebajó cualquier épica de la remontada. Que el Barça no pasa por su mejor momento de juego no significa que el Borussia esté ni remotamente cerca de poder dejarlo fuera de la Champions. Para acabar de ahuyentar los fantasmas, Flick le dio media hora a Pedri, que sustituyó a Gavi. Tec respondió antes y después del segundo gol alemán con paradas de gran mérito con las que se hizo perdonar –y holgadamente– la acción grosera del penalti inicial.
El Barça fue encontrando espacios en ataque –pocos, y los administraba con poca brillantez– pero el Dortmund daba igual lo que encontrara porque sus mismos jugadores se encargaban de estropearlo. Eric y Ferran dieron descanso a Fermín y a Lamine Yamal, que se sentó en el banquillo haciendo como que no con la cabeza, decepcionado y con razón por su actuación particular.
Los alemanes marcaron el tercero por el regalo de un Araujo terrible y el Barça se puso nervioso aunque sin motivo, porque era demasiado superior para tener problemas. Olmo entró por Lewandowski. La eliminatoria no estuvo en peligro pero al Barça le temblaron demasiado las piernas en el primero de los partidos decisivos de esta temporada. Ante un rival de más entidad tal vez habría tenido que lamentar desperfectos irreparables. La advertencia fue seria: soñar en títulos está bien pero para conseguirlos hace falta algo más que soñarlos.
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